Continuación Capítulo IV: nuevos rumbos

Pasaron 3 meses de aquél café. No habían vuelto a hablar, Gus decidió no estar más en el medio. Ninguna tenía noticias de la otra. Ésa mañana la sonrisa de Ema fue el primer pensamiento para Marlon, sabía que podía estar equivocándose una vez más, pero había otra parte de ella que realmente quería hacerlo. Se levantó de la cama, se miró al espejo se sonrió y empezó el día.

La boda era a las siete de la tarde, Francisco estaba listo ultimando detalles de su traje; Marlon estaba muy nerviosa, pensamientos a mil por hora, sudando, todo junto. El vestido era soñado, el ramo era precioso, todo estaba perfecto, era una de esas bodas que las películas románticas nos hacen desear.

Por su parte Gus, le repetía que quizás era mejor dejar todo ahora y seguir sus sentimientos que arrepentirse toda su vida, discutieron con Marlon y ella terminó echándolo. De repente todo se veía horrible, su humor había cambiado, se había peleado con su mejor amigo, no estaba segura de lo que estaba haciendo… pero ya estaba todo listo, fueron a buscarla para empezar la ceremonia… y finalmente decidió casarse.

A pesar de todo, la fiesta estuvo fantástica, bueno para quienes disfrutaron de ella. Su luna de miel iba a ser en Noruega, Marlon siempre quiso ver la aurora boreal. Era el momento de cumplir ése sueño.

Al regreso, a Francisco le ofrecen un puesto de trabajo en Nueva York y sin pensarlo mucho deciden mudarse allí. Marlon dejó su trabajo y pensó que quizás podía reinventarse allí. Después de unos meses en ése nuevo país, Marlon decide llamar a Gus, no habían hablado desde su boda.

G:”Se me hacía raro que estuvieras tan desaparecida… ¿cómo has estado? Dime, ¿cuánto me extrañas?”

M: “Lo suficiente para pedirte que me perdones y que te adoro. ¿Vos que tal todo?”

G: “La misma vida glamorosa de siempre jajaja. ¿Qué haces? ¿Te apuntas a un café? Un amigo ha inaugurado una cafetería y está buenísima”

M: “Emmm… me he ido de Madrid…”

G: “¿Ido? ¿A dónde? ¿Y para siempre?”

M: “si… mi vida ha cambiado rotundamente en menos de un año… Estoy viviendo en Nueva York, lo trasladaron a Francisco aquí, ya llevamos unos meses… tengo tanto que contarte amigo mío…”

G: “¡Vale, si lo que tú quieres es matarme de un susto Marlon! Mira, corta el teléfono y hagamos una vídeo… ¿Si?”

La videollamada duró unas dos horas y media, entre risas, nostalgias, un poquito de llanto también, Gus estaba totalmente en contra de las decisiones que había tomado Marlon, había dejado su trabajo, se había mudado de país, había dejado sus amigos, su familia, su gente, se dedicaba a ocuparse de la casa y pasear por Nueva York, su amiga que tenía tantas ganas de comerse el mundo, había empezado a desaparecer… aun así, estaba dispuesto a acompañarla en todo lo que sea necesario. Pero tenía una noticia que darle sobre Ema, que quizás le revolucione aún más su rotundo cambio de vida.

Ema también tomó decisiones que le dieron un giro de 180º a su vida… adoptó una niña, dejó su trabajo en la editorial y se puso una librería, se mudó a una casa con jardín amplio y un perro. La pequeña Samal llegó a revolucionar sus días y su corazón.

Marlon no podía creerlo, “¿Ema… madre?” en las conversaciones que recordaba, siempre estuvieron de acuerdo en que ninguna quería hijos/as no porque no les gustaran, sino porque siempre estuvieron convencidas que no era lo que querían para sus vidas.

Sin embargo, saber sobre Ema la hizo sonreír...


Dai💎

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