Capítulo V: El Fin
Sus vidas siguieron, era el momento de cosechar todo lo que con tanto esfuerzo habían sembrado. Marlon, estaba establecida en New York, fundó su propia editorial y ya no tenía que dar explicaciones a nadie. Era exitosa, trabajaba con autores Best Seller, se había comprado una casa de fin de semana en Los Ángeles y cada que tenía ganas se refugiaba allí. Gus, la visitaba más seguido de lo que esperaba incluso le ofreció quedarse a vivir con ella, pero no. Fue con su pareja, también habían adoptado un niño, Josh, tenía 8 y le encantaban los gatos.
Francisco, volvió a Argentina… si, se divorciaron.
Aquello nunca funcionó. Aun así, seguían siendo buenos amigos; de hecho cada
tanto se llamaban y compartían un mate o un café a la distancia. Sin embargo, ella
en vez de quedarse lamentando todo lo sucedido utilizó ésa energía para hacer
lo que siempre quiso, tener su editorial.
En su último viaje, Gus le comentó que Ema estaba
comprometida y que en unos meses iba a casarse. Marlon quedó estupefacta… no
supo qué decir. Y aunque su amigo hizo lo posible por convencer a Ema de lo
contrario, su esfuerzo fue en vano. La chica era muy agradable, perfecta, se
llevaba espectacular con su hija, con los padres de Ema y hasta con todos sus
amigos.
Una mañana de invierno, Marlon lo supo. Aquél día
todo le salió mal. El clima no ayudó en nada y en lo único que pensaba era en
Ema, no podía sacarla de su mente… mucho menos de su corazón. La boda estaba
pronta a realizarse, sólo faltaban 2 meses. “¿Dos meses?” se preguntó... parece
que se pasaron demasiado rápido. Ése día, llovió y corrió viento muy frío,
mientras regresaba a casa cansada y con un libro entre sus manos, se preguntó
si debía hacerle caso a su impulso de llamar a Ema e intentar detener todo o
simplemente quedarse en la comodidad de su Nueva York.
A la semana siguiente, tomó coraje y decidió viajar
a España. Sin avisarle a nadie, armó una pequeña valija, su equipo de mate, su
perrito y su pasaje en mano. Al llegar, alquiló un departamento, se instaló,
armó unos amarguitos y llamó a Gus.
“¡¿Cómo que estas aquí?!... pero… ¡¿qué?!” los
gritos de Gus podían oírse en todo el país. Se juntaron para un café. Charlaron
mucho, hasta que Marlon hizo la tan esperada pregunta. “¿Ema?... ¿Cómo está?” Gus,
sonrió y le anticipó que lo mejor era calmar un poco la ansiedad, pues lo que
tenía para contarle podía llegar a determinar todo.
Finalmente Ema, había adelantado su casamiento. Estaban
felices y esperando su segundo hijo con su esposa, ya hacía una semana de aquel
evento. Estaban en su luna de miel en Escocia. “¡Qué hermoso!” exclamó en un
tono poco creíble.
G: “¿qué esperabas?... te dije que todo estaba
encaminado, son un matrimonio perfecto”
M: “Lo digo en serio. Si ella es feliz, no importa
nada más… si, lo sé… quizás haya perdido la oportunidad, pero una manera de
quererla es sentirme feliz por ella y su felicidad”
G: “siempre tan buena, ¿no?... vamos, sé que eres
genuina, espero que encuentres tu amorcito más temprano que tarde, ¿o que
pretendes? ¿Seguir leyendo libros en soledad?”
M: “jaja!! Aprender a amarme a mí, me costó mucho. Así
que creo que ése amorcito del que hablas, ya lo encontré. Pero no voy a negarte
que de vez en cuando tengo compañía para mis lecturas nocturnas…”
Echaron a reír como dos adolescentes confidentes,
mientras el sol caía lentamente sobre el horizonte.
Dai 💎
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