Interpelada

Apareció un día en que no había mucho por hacer. Instaló su blanca sonrisa en la mesa y no paraba de contar chistes.

¿Primera impresión?... floja...flojita. Sentí que éramos muy parecidos, y arianos puede haber solo uno por grupo, dos son multitud. ¿Feeling? nada, cero. No nos dimos ni la hora, incluso nos reíamos de nuestros chistes por educación. ¿Para tanto? sí, claro...lo mejor vino después.

Los días pasaban y las ideas, las maneras, la forma de pensar empezaban a llevarse bien y relacionarse mejor. Recuerdo que empecé a mirar y reconocer que eramos más distintos de lo que pensaba, y encima eso me agradaba mucho.

Sus aros, sus cadenas, su lifestyle, todo fue impregnando mi vida y mis ideas. Conectamos desde un lugar fraterno, conectamos desde un amor que fue creciendo lento pero seguro. 

Empezamos a compartir más charlas, tragos, cafés, salidas solos. De a poquito identificábamos qué nos gustaba a cada uno, y sobretodo quién nos gustaba 😉. Y un día, empezamos a entendernos con miradas, habíamos conquistado ese espacio del "chiste interno", ahí terminamos de afianzar ésa amistad que nació timidamente.

¿Que por que te escribo?, porque a mis 30 aprendí que aunque no me gustan los sentimentalismos, ni la cursilería... solo con aquellos que habitan en mi corazón puedo dejarme de joder con la frialdad y decirles lo que siento. Ah si, y además porque me dejarás de acompañar a la fiesta del amors.

Bueno... "muy largo todo, sobretodo lo último" dice Moria. Espero que nuestros reencuentros no sean lentos y sino encontremos la forma de hacerlos cortitos. 

Daniela y yo te amamos mucho. Y no te olvides...

 ¡Acelera!... pero respira. Mantené la calma.

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